¿Por qué educar la voz desde pequeños?

Entre los beneficios que tiene la formación vocal en el desarrollo de los niños se encuentran la mejora de la dicción, afrontar la tensión y el refuerzo de la memoria y de la confianza

“No tengo oído”, “Soy un negado para la música”, “Nunca me ha gustado el sonido de mi voz”… ¿Cuántas veces habremos oído este tipo de frases? Lo cierto es que la música y, en concreto, el canto es una de las disciplinas que con mayor frecuencia intimida a las personas. Sin embargo, los beneficios de una formación vocal a una edad temprana se extienden a múltiples ámbitos de la vida adulta.

  1. Ayuda en el proceso de aprendizaje

Al consistir en música (notas y ritmo) al mismo tiempo que palabras, el canto implica a ambos hemisferios cerebrales, lo que propicia el aprendizaje de numerosas áreas del conocimiento como la lingüística y el pensamiento lógico-matemático. De hecho, un estudio de la Universidad de Münster demostró que el canto a una edad temprana estimula los procesos madurativos del cerebro. Tras una observación en 500 jardines de infancia alemanes, el estudio reveló que el 88% de los niños que cantaban de manera habitual, estaban mejor preparados para el periodo escolar.

2. Aumenta la autoestima

El canto no deja de ser una forma de expresión. Por tanto, aquellos niños que cantan habitualmente encuentran una nueva forma de expresar su individualidad y sus sentimientos, de manera espontánea y libre. Todo esto se traduce en una paulatina superación de la timidez, construyendo así los primeros cimientos de autoestima y forjando una imagen positiva de sí mismos. Por otra parte, al cantar en grupo los beneficios se multiplican, ya que además de desarrollar una identidad propia, el canto grupal o en coro favorece la socialización y la comunicación, fomentando al mismo tiempo el sentimiento de pertenencia y trabajo en equipo.

3. Potencia la concentración y la relajación

Uno de los beneficios más evidentes. El canto activa el sistema cardiovascular y aumenta la circulación sanguínea y la capacidad pulmonar. Realmente, al cantar los niveles de cortisol en el organismo (la hormona del estrés) se reducen, al mismo tiempo que aumenta la producción de oxitocina, también conocida como la hormona de la felicidad, reduciendo la tensión y ansiedad para fomentar el placer y la tranquilidad.

4. Favorece la creatividad

Junto con la pintura, la música supone una de las fuentes más importantes de estimulación creativa desde una edad temprana. Como ya hemos comentado, el canto involucra a ambos hemisferios cerebrales, tanto al izquierdo como al derecho. Precisamente este último es el encargado de expresar las emociones, los sentimientos, así como del desarrollo de la imaginación y de la creatividad. Además de facilitar la capacidad de realizar cualquier otra actividad artística, el canto es una de las mejores herramientas para la formación de un criterio estético entre los más pequeños.

5. Mejora la coordinación

Pese a lo que pueda parecer, el canto no se trata de una actividad para nada sedentaria. En realidad, al cantar se activan más de 300 músculos en todo el cuerpo. De forma casi inmediata, el canto en los niños incentiva el baile y el movimiento. De hecho, cantar canciones mientras los niños siguen el ritmo de la música acompañando el cuerpo no sólo mejora la coordinación y conciencia corporal de los niños, sino que también les ayuda a trabajar la respiración.